Panamá, Casco Viejo, Casco Antiguo, Santa Ana
El Sutil Poder de la Armonía
Me lo han dicho muchos artistas, desde escritores y pintores hasta arquitectos: no hay nada más difícil que empezar con un canvas en blanco. En Casco Viejo, donde las restauraciones en su gran mayoría inician con un edificio existente (en ruinas, pero con fachada y elementos que te van guiando, te van “hablando”), iniciar desde un lote baldío en un contexto histórico es un gran reto. Primero, y el más importante, es que existe un entorno al que hay que respetar. Luego, sumemos que en el Casco hay normativas estrictas que dictan parámetros relacionados con básicamente todo: categorización histórica del inmueble, tamaños de puertas y vanos, materiales, un sin número de cosas que son tomadas en cuenta y que dan como resultado lo que al final disfrutamos al visitar y vivir el Casco en su conjunto. Es un tema ultra complejo y que toma muchísimo tiempo a todos los involucrados “afinar el oído”. Enfrentar el diseño y restauración de un edificio histórico con arrogancia es perder desde el principio! Una casa histórica te dirá quién es y qué quiere ser. Tu única opción es escuchar y adaptarte, utilizando todo tu talento. Y aun así, incluso con esa “camisa de fuerza”, muchos prefieren iniciar con un edificio existente, por difícil que sea! Ahora imagínense revitalizar tres cuadras de lotes baldíos detrás de una plaza histórica como la Plaza Santa Ana.
Y es que no se trata solamente de un tema de cómo vamos a diseñar los edificios individuales. Santa Ana tiene un carácter distinto (e igualmente histórico) que San Felipe. Para saber más de cómo fue el proceso de diseño de Casa Balcones, La Manzana, Casa Quijano y Casa Korsi, conversamos la semana pasada con el arquitecto Ricardo Arosemena, responsable de estos proyectos.
Lo primero que me llamó la atención fue lo que me contó de sus impresiones sobre el barrio de Santa Ana, desde el punto de vista de su arquitectura y trazado. Arquitectónicamente, me cuenta, es diferente al barrio de San Felipe. Tiene calles más anchas, edificios de principios de siglo. Es mucho más ecléctico. La meta era lograr que lo que se diseñara hablara el mismo idioma, que se sintiera naturalmente del sitio. Que las personas que han vivido la zona en sus distintas épocas encontraran en sus diseños elementos que recordaran con cariño, pero que al mismo tiempo se adaptara a las necesidades actuales. Y que el conjunto funcionara precisamente como eso: como un conjunto, no como objetos individuales, sino como una calle, con un sentido de barrio.
El diseño de la esquina de Korsi, con su fachada romántica, y su esquina que da inicio a una calle entera llena de balcones que va hilvanándolos a todos (Patterson, Balcones, Quijano), terminando en Manzana, está hecho con el gran poder que sólo da la sutileza. El objetivo lejos de romper con el área, fue más bien abrazarla, destacar con cariño lo mejor de ella, y desde esas tres manzanas ir re conectando épocas, memorias e historias de todos hasta lograr un axis que fuera desde los Bomberos hasta la Iglesia de Santa Ana. Que los diseños, al mismo tiempo, se sintieran tan propios del sitio y de esa calle, que no pudiesen estar en ningún otro barrio o calle de Panamá. Que al verlos la gente los reconociera y entendiera de inmediato que eran de ahí, de Santa Ana. Y que en cien años, la gente pudiera decir sobre ellos con orgullo: ah! Nombe! Si eso tiene toda la vida de estar ahí!